La planta Physalis pertenece a la familia de las solanáceas. Se utiliza mucho por sus propiedades terapéuticas. Su baya, que lleva el mismo nombre, también es apreciada. Encerrada en su hoja dorada, añade encanto a las decoraciones pasteleras. Nuestras papilas gustativas también salivan, su sabor agridulce parecido al de la piña da alegría y color al plato. Los physalis secos están llenos de micronutrientes esenciales para nuestra salud. Por ejemplo, el manganeso y el potasio intervienen en la contracción muscular. También contienen vitamina C, que nos ayuda a beneficiarnos del hierro no hemo que contienen. Nombre latino: Physalis peruviana. Familia botánica: Solanáceas. Parte utilizada: Fruto.
El Physalis seco es un fruto seco. Por lo tanto, contiene más azúcar que un Physalis fresco, se definen las recomendaciones de consumo diario. Para un tratamiento clásico o por placer, una ración de Physalis desecado se estima entre 20 y 30 g al día, es decir, unos 20 Physalis desecados.
Para aprovechar al máximo sus ventajas, puedes utilizarlas:
Le aconsejamos que los utilice durante la(s) siguiente(s) comida(s) para aprovechar al máximo sus beneficios:
Puedes incorporarlos a las siguientes preparaciones para que sean más fáciles de tomar:
25 g de Physalis desecado contienen una proporción significativa de la Referencia Nutricional Poblacional (RNP) para los siguientes nutrientes Potasio, Vitamina A y Manganeso. También contienen, en menor medida, Hierro, Magnesio, Fósforo, Zinc, Vitamina B3 y Vitamina C.
Como tal, el physalis seco puede complementar tu dieta sana y variada.
Los physalis secos reducen la prevalencia de trastornos cardiovasculares. En efecto, gracias a la vitamina C, son bayas antioxidantes. Además, contribuyen a reducir los niveles de colesterol. Por lo tanto, los physalis secos ayudan a prevenir los efectos nocivos del estrés oxidativo y el exceso de colesterol, y deben incluirse en una dieta variada y equilibrada.
Una dieta desequilibrada es una de las principales causas del tránsito digestivo lento. De hecho, un aporte insuficiente de fibra provoca estreñimiento (consulte nuestra guía sobre estreñimiento y alimentación). Por su riqueza en fibra, los physalis secos previenen y combaten los trastornos del tránsito digestivo.
Los physalis secos contienen ciertos whitanólidos. Estos tienden a mantener alejados a los insectos.
Una dieta rica en sal favorece la hipertensión. Los physalis secos son naturalmente pobres en sal: no contribuyen al aporte de sodio. Por el contrario, son ricos en potasio, que regula la fuerza de contracción del corazón y tiene un efecto hipotensor.
Los tendones y ligamentos son tejidos conjuntivos densos. Contienen un predominio de fibras de colágeno que los hacen resistentes. Los physalis aportan vitamina C. Esta última interviene en la formación de colágeno. Además, el manganeso contribuye a la formación del tejido conjuntivo. Así, los physalis secos favorecen la resistencia de las articulaciones.
Los músculos también se benefician de los micronutrientes presentes en Physalis. En caso de rotura de las fibras musculares, es necesario un aporte suficiente de proteínas. Physalis apoya la reconstrucción de los músculos con magnesio y zinc. Estos dos nutrientes contribuyen a la producción de proteínas. Los physalis secos también reducen los trastornos de contracción muscular gracias al potasio y al magnesio (consulte nuestra guía calambres musculares y alimentación). Se recomienda una alimentación rica en potasio y magnesio para los trastornos contráctiles.
Los physalis secos son frutos desecados, lo que significa que sus macronutrientes (vectores energéticos) están concentrados. Por tanto, contribuyen al aporte energético. Además, el magnesio, el manganeso, el hierro, el fósforo, el zinc y las vitaminas C y B3 contribuyen a la formación de energía (ATP). Este aporte energético es esencial para el funcionamiento del organismo: es su combustible. Physalis incluso estimula el organismo, ya que el magnesio, el hierro y las vitaminas B3 y C reducen el cansancio.
En cuanto a las capacidades intelectuales, los physalis secos combaten las carencias de zinc y hierro. Estas carencias reducen el rendimiento cognitivo. Por último, los physalis desecados equilibran el sistema nervioso participando en la producción normal de neurotransmisores (propiedad conferida por el magnesio y las vitaminas B3 y C), y en la transmisión de los mensajes nerviosos (gracias al potasio).
Una carencia de zinc o de vitamina A perjudica gravemente la visión. Las consecuencias van en aumento: visión reducida, visión nocturna reducida y, finalmente, ceguera. Por ello, un aporte satisfactorio de zinc y vitamina A previene las enfermedades oculares. Physalis contribuye al mantenimiento de la visión, porque contiene zinc y es rico en vitamina A.
Como parte de un estilo de vida saludable, el physalis seco puede ayudar a prevenir los siguientes trastornos:
La carencia de hierro puede provocar anemia ferropénica (consulte nuestra guía dieta y anemia ferropénica). Los physalis secos son una fuente de hierro. Además, el hierro y la vitamina A mejoran la biodisponibilidad del hierro de los physalis. Además, los physalis secos contribuyen a la salud vascular, gracias a la síntesis de colágeno que posibilita la vitamina C. El colágeno es un constituyente de los vasos sanguíneos.
Los Physalis secos son interesantes para las pieles maduras y propensas al acné. Para empezar, con la edad disminuye la síntesis de colágeno. Esta disminución hace que la piel pierda firmeza. Los physalis secos estimulan la producción de colágeno, gracias a la vitamina C. También tienen un efecto alisante gracias a la presencia de vitamina A. En cuanto al acné, el dúo zinc y niacinamida (vitamina B3) del Physalis estimula la renovación de la piel y reduce la aparición de poros e imperfecciones.
La dieta modula el funcionamiento del sistema inmunitario. Una ingesta inadecuada de zinc o hierro reduce la resistencia a las infecciones y provoca inmunodeficiencias. Una ingesta satisfactoria de vitamina C y vitamina A estimula la función inmunitaria. Los physalis secos aportan estos cuatro nutrientes: hierro, zinc, vitamina A y vitamina C.
Los trastornos óseos (fractura, desmineralización) pueden verse favorecidos por el physalis desecado. En efecto, el hueso necesita proteínas (principalmente colágeno) y minerales para su reconstrucción. Los physalis estimulan la síntesis de proteínas gracias al magnesio y al zinc. También participan en la formación de colágeno con la vitamina C. En cuanto a los minerales, los physalis contienen magnesio y fósforo. Por último, gracias al manganeso y al zinc, estimulan la actividad de las enzimas responsables de la remodelación ósea. Cabe señalar que el colágeno es una proteína importante para el cartílago. También gracias a esta vitamina C, los Physalis ayudan en la recuperación de los trastornos del cartílago.
Physalis es una planta de la familia de las solanáceas. Este pequeño arbusto de menos de 2 m de altura adora el sol. En verano, se cubre de hermosas flores amarillas y negras. Las flores cambian con las estaciones: sus cálices se hinchan y crecen hasta formar un lampión. Dentro del bulbo, en otoño, crece el fruto: el Physalis. Esta pequeña baya naranja está encerrada en una jaula de hojas anaranjadas. Esto deja espacio a la imaginación para inventar apodos para la Physalis: amor en una jaula, linterna china, cereza de la tierra, baya de oro, cereza piña, cereza judía... Sobre todo porque estos nombres también varían según su origen: baya inca, grosella del Cabo, cucaracha peruana, aguaymanto (por su nombre en español)...
La planta Physalis es apreciada por sus frutos que se comen frescos, secos, en mermelada o por su aspecto decorativo. Se cree que se originó en América antes de extenderse por todo el mundo. La Physalis (planta) se utiliza en numerosos tratados medicinales: la planta se considera diurética (por su cáliz en forma de vejiga), se utiliza para luchar contra la retención de líquidos, o en caso de ataque de gota o de cálculos renales. Cuidado, esta planta de la esfera urinaria debe consumirse madura: porque su follaje y sus frutos inmaduros (que no tienen este color dorado) son tóxicos.
Los whitanólidos son compuestos bioactivos presentes principalmente en algunos géneros vegetales de la familia de las solanáceas. En esta gran familia, encontramos el physalis, los tomates, las patatas, las berenjenas, el tabaco y las bayas de goji. (Cabe señalar que todavía no se ha encontrado whitanolide en el tabaco). No sabemos por qué estas plantas los fabrican, al parecer para mantener alejados a gusanos y herbívoros. Este grupo incluye más de 300 whitanólidos, que según algunos estudios científicos muestran algunas propiedades beneficiosas en el organismo.
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