Espirulina: ¿qué efectos sobre la hipertensión?

La espirulina ha sido objeto de numerosos estudios sobre sus beneficios nutricionales. Esta cianobacteria, a menudo confundida con una microalga, posee valores nutricionales impresionantes que le permiten ser un apoyo para ciertas poblaciones (vegetarianos, mujeres embarazadas y lactantes...). Sin embargo, según estudios recientes, parece que se ha añadido un nuevo papel a la espirulina, el de ayudar a reducir la hipertensión. En efecto, la espirulina contiene componentes muy específicos como el péptido SP6 (una pequeña proteína) que podría ser un tratamiento para la hipertensión. Además, se atribuyen a la espirulina efectos bastante impresionantes sobre la reducción de los niveles de colesterol en la sangre, lo que limitaría el riesgo de agravamiento de la hipertensión. Además, la espirulina está compuesta por numerosas moléculas antioxidantes, que pueden mejorar la circulación sanguínea. Así pues, este artículo resume todos los conocimientos sobre los efectos beneficiosos directos e indirectos de la espirulina sobre la hipertensión.

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Se están investigando los efectos antihipertensivos

Parece que la espirulina desempeña un papel en la regulación de la presión arterial. Estudios recientes parecen demostrar que el péptido SP6, presente en parte en la espirulina, induce una acción vasodilatadora (dilatación de los vasos sanguíneos). Esta acción tiene un efecto hipotensor potencial en las personas hipertensas. Así, un nuevo estudio se llevó a cabo en ratas y se centró en los barorreceptores y sus barorreflejos. Éstos controlan la presión arterial para que el organismo pueda hacer frente a los cambios de presión arterial sin desmayarse. Estos barorreceptores son sensibles al estiramiento de los vasos sanguíneos e indican al cerebro que la frecuencia cardíaca aumenta o disminuye, garantizando así una presión arterial constante.

Así, el péptido SP6 es capaz de percibir la presión sanguínea y controlar el reflejo barorreceptor, lo que supone un verdadero avance en la teoría de la mecano-transducción (detección de los cambios de presión sanguínea). De este modo, optimiza la dilatación de los vasos sanguíneos, permitiendo que la sangre fluya más rápida y fácilmente, regulando así la presión arterial. Estos hallazgos en ratas son prometedores, por lo que se está investigando mucho para concluir una posible mejora terapéutica de la hipertensión en humanos. Sin embargo, por el momento no se acepta que estos estudios puedan extrapolarse a los seres humanos.

Efectos indirectos interesantes

Reducir el colesterol y los triglicéridos

La espirulina ha sido objeto de varios estudios sobre la hipertensión arterial y los niveles elevados de colesterol, en particular LDL-colesterol (lipoproteína de baja densidad), el riesgo de complicaciones cardiovasculares es mayor. En este contexto, la espirulina ha sido objeto de varios estudios. Un estudio realizado en Creta con 52 personas con trastornos metabólicos (sobrepeso, obesidad, hipertensión, etc.) mostró potentes efectos de la espirulina sobre los niveles de lípidos en sangre, a pesar de una dosis muy baja(1 g). Este estudio de 12 semanas dio como resultado una disminución del 16,3% de los triglicéridos, del 8,9% del colesterol total y del 10,1% de las LDL.

De este modo, se realizaron 10 ensayos clínicos, en los que participaron más de 700 personas, para evaluar los efectos de la ingesta de espirulina en diferentes parámetros importantes para la función cardiovascular. Esto dio lugar a una revisión bibliográfica de este conjunto de ensayos clínicos. Ésta concluyó que los beneficios observados se manifestaban cuando las curas con espirulina duraban lo suficiente, en este caso 12 semanas. Además, se admitió claramente que esta cura de espirulina permitía una disminución de los niveles de colesterol total y LDL. También se dice que esta disminución no es desdeñable, ya que sería comparable a los efectos de los medicamentos contra el colesterol, lo que constituiría una vía de investigación muy favorable.

Sin embargo, es importante tomar esta información con cautela, ya que hasta la fecha ningún alimento puede sustituir a la medicación. De hecho, si así fuera, la espirulina ya estaría aceptada como tratamiento para la hipertensión, lo que no es el caso en la actualidad. Por lo tanto, es esencial que consulte a su médico sobre la posibilidad de suplementarse con espirulina con fines terapéuticos.

Sobre el estrés oxidativo

El estrés oxidativo es un desequilibrio entre moléculas prooxidantes y antioxidantes a favor de las primeras. La espirulina es una cianobacteria compuesta por numerosas moléculas antioxidantes como la ficocianina, el cobre y las vitaminas A, C y E. Estas moléculas trabajan juntas y permiten a la espirulina formar una acción antioxidante global muy beneficiosa para el organismo. Además, la espirulina contiene hierro, esencial para el transporte de oxígeno en el organismo. El estrés oxidativo provoca daños en las paredes de los vasos sanguíneos, lo que puede interrumpir la circulación de la sangre. En este contexto, la espirulina ayuda a combatir este fenómeno favoreciendo la ingesta de antioxidantes con el fin de bloquear la oxidación de las paredes de los vasos sanguíneos.

Una ventaja en caso de diabetes

La espirulina tiene beneficios en caso de diabetes. En efecto, un estudio ha demostrado que la espirulina tiene efectos beneficiosos ya que podría reducir la resistencia a la insulina gracias a sus componentes antioxidantes. En efecto, el estrés oxidativo también puede actuar sobre la diabetes favoreciendo la resistencia a la insulina. De este modo, observamos que aumenta la posibilidad de sufrir complicaciones de la diabetes. Por lo tanto, es esencial luchar contra este estrés oxidativo para poder reducir los niveles de azúcar en sangre reduciendo la resistencia a la insulina. La espirulina puede utilizarse como complemento de la ingesta de antioxidantes para mejorar la sensibilidad a la insulina y prevenir las complicaciones de la diabetes relacionadas con la resistencia a la insulina.

No empeoramiento de la hipertensión a las dosis habituales

La espirulina desempeña justo el papel contrario. De hecho, esta cianobacteria es rica en nutrientes que regulan la presión arterial y, por tanto, no provoca hipertensión. Actualmente se están realizando numerosos estudios para validar los efectos reguladores de la presión arterial de la espirulina, así como su papel potencial en la reducción de la hipertensión.

No obstante, se recomienda prestar atención al origen de la espirulina, ya que puede estar contaminada por el medio en el que se cultiva. En efecto, la espirulina extrae sus elementos del medio en el que se cultiva. Por lo tanto, si la espirulina se produce en un entorno contaminado o contaminante, puede contener metales pes ados que es capaz de absorber en grandes cantidades. Son estos metales pesados los responsables de un posible aumento de la tensión arterial (plomo, mercurio, arsénico). Por tanto, es preferible elegir espirulina francesa o biológica (procedente de fuera del continente europeo), para limitar la posibilidad de encontrar espirulina de mala calidad.

Además, se notificaron efectos adversos en casos de sobredosis. Los síntomas experimentados incluían problemas intestinales, dolores de cabeza, dolores musculares y erupciones cutáneas. Por tanto, la espirulina no se recomienda a las personas que padecen hemocromatosis (exceso de hierro en la sangre), insuficiencia renal y fenilcetonuria (incapacidad para procesar la fenilalanina). En efecto, la espirulina es rica en hierro y fenilalanina, que es un aminoácido (unidad estructural de una proteína).

Así pues, la espirulina no provoca hipertensión cuando se respetan las dosis y se controla suorigen.

Sin contraindicaciones con antihipertensivos

La espirulina no parece interferir con los tratamientos antihipertensivos. De hecho, se llevó a cabo un estudio para evaluar los efectos, en pacientes que padecían hipertensión, de un consumo durante 8 semanas de un apósito que contenía 2 g de polvo de espirulina platensis en comparación con un apósito placebo. Los resultados mostraron que el apósito que contenía espirulina disminuía significativamente la presión arterial sistólica, la presión arterial diastólica, los triglicéridos séricos, el colesterol total y las lipoproteínas de baja densidad (LDL). Por el contrario, el apósito placebo no mostró cambios significativos. De este modo, el estudio concluyó que la vinagreta de espirulina, como alimento funcional, podría utilizarse junto con la medicación antihipertensiva en pacientes con hipertensión. De hecho, es importante recordar que la espirulina no puede sustituir en ningún caso a la medicación antihipertensiva.

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