Días más cortos, tiempo demasiado cambiante para nuestro gusto, un poco de fatiga o estrés... Todas estas pequeñas cosas pueden desestabilizar nuestro organismo. Los aceites esenciales inmunoestimulantes nos ayudan a preparar nuestro sistema inmunitario para anticiparse mejor a los pequeños peligros de la vida cotidiana.
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El sistema inmunitario desempeña un papel crucial en la defensa natural, pero una activación excesiva o inadecuada puede tener consecuencias perjudiciales para nuestro organismo. La modulación del sistema inmunitario ( "inmunomodulación "), se aplica para disminuir las respuestas excesivas o, a la inversa, reforzar las respuestas insuficientes de este sistema utilizando diversos mecanismos en los que intervienen células (linfocitos, macrófagos...), proteínas (interleucinas, inmunoglobulinas) o sustancias activas producidas naturalmente por nuestro organismo. Los aceites esenciales inmunomoduladores actúan a nivel de estos distintos mecanismos: al estimular la actividad de las células inmunitarias y la producción de anticuerpos, previenen los trastornos o restablecen el equilibrio de nuestro sistema inmunitario.
Las principales moléculas inmunoestimulantes son...
Borneol, Eucaliptol (1-8 cineol), Terpineno-1-ol-4, Carvacrol, Timol, Thujanol, Eugenol, Alfa-terpineol. Por ejemplo, la concentración de alfa-terpineol, terpineno-1-ol-4, linalol y 1,8-cineol en la Ravintsara confiere a este aceite excelentes propiedades inmunoestimulantes, por su acción sobre las glándulas suprarrenales, que intervienen en la respuesta inmunitaria. El borneol y el carvacrol contenidos en el Tomillo Ajedrea son potentes inmunomoduladores, aliados de nuestra buena salud tanto en invierno como en verano.