El silicio está presente en cantidades traza en el organismo, por lo que pertenece a la familia de los oligoelementos. No se ha demostrado que el silicio sea esencial para el ser humano, ya que aún no se ha establecido claramente su papel funcional. De hecho, sus acciones y propiedades son difíciles de identificar en los seres humanos, por el momento sólo se hacen sugerencias sobre su papel potencial en la mineralización ósea y la desintoxicación del aluminio. El silicio se encuentra en muchos alimentos vegetales, sobre todo en los cereales integrales y las verduras de hoja (la cola de caballo parece ser el vegetal más rico). No obstante, cabe señalar que la cerveza también es un alimento rico en silicio. Así pues, la disponibilidad sistemática de silicio, unida a su presencia en determinados aditivos alimentarios, hace imposible que un individuo sano desarrolle una carencia de silicio. La EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) ha estimado el consumo de silicio entre 20 y 50 mg al día por persona. Por último, es poco probable que un exceso de silicio provoque efectos adversos. Sin embargo, se han dado algunos casos de problemas renales con el consumo excesivo de complementos alimenticios ricos en silicio. Así pues, una dieta variada y equilibrada contribuye a la ingesta de silicio.
El silicio se estudia y reconoce por las siguientes propiedades principales:
También se conocen otras propiedades secundarias:
No se han descrito síntomas en casos de ingesta insuficiente de silicio.
No se han descrito síntomas de deficiencia de silicio.
En un contexto poco frecuente, el silicio puede provocar las siguientes dolencias. La administración de suplementos o complementos requiere el consejo de un profesional de la salud.
En la actualidad, el silicio no parece prevenir ninguna enfermedad.