Mareos, malestar general, náuseas, producción de mucha saliva... El viaje puede ser largo y duro si alguien empieza a sentir ganas de vomitar a los 5 minutos. Además, los niños son especialmente propensos al mareo. Autobús escolar, coche, avión, el transporte puede ser un verdadero calvario para ellos. Pero, ¿por qué son especialmente propensos a marearse y qué se puede hacer para aliviarles?
Artículos relacionados [Ver]. - ¿Cómo combatir el mareo con aceites esenciales? - Cinetosis en animales - Cinetosis: ¿qué es? - Mareos en los viajes: consejos para limitar los dañosEn los niños, como en los adultos, el mareo tiene el mismo origen. Todo ocurre en el cerebro. Así que, contrariamente a lo que se pueda pensar, no es un problema de movimiento. En un coche, hay muy poco movimiento, por lo que el estómago no siente las sacudidas. Es un problema de percepción del movimiento. En los humanos, dos sensores principales son responsables de ello. Por un lado, los ojos, que envían un mensaje al cerebro en función de lo que ve y percibe como movimiento, y por otro, el oído interno, órgano responsable de nuestro equilibrio en particular. Tiene su propio sistema para detectar el movimiento, mediante pequeñas "bolas" que ruedan en función del movimiento, y también envía un mensaje al cerebro. El problema es que en un coche, los dos mensajes no se corresponden porque los ojos y el oído interno no detectan el mismo movimiento. Por tanto, el cerebro confundido provoca una serie de síntomas bien conocidos.
Los niños son especialmente propensos a ello porque el cerebro está menos acostumbrado a este desequilibrio. De hecho, el cerebro puede adaptarse con éxito cuando está acostumbrado, por lo que los niños están en desventaja.
Otro factor que explica la preponderancia del mareo en niños menores de 12 años es simplemente el asiento trasero del coche. En efecto, existe un mayor riesgo de padecer síntomas de mareo en la parte trasera del coche porque hay menos visibilidad de la carretera y del paisaje que pasa. Esto es especialmente cierto en el caso de los niños, ya que suelen estar por debajo del nivel de la ventanilla debido a su pequeño tamaño.
Unos sencillos trucos pueden hacer que el viaje sea más cómodo y que los asientos del coche estén más a salvo del peligro irreversible de los vómitos.