¿Hay algún peligro en comer linaza?

Bien arraigado en nuestras tierras europeas, el lino es una planta cultivada en muchas ramas de la industria por su producción de semillas y fibras. Desde la moda de los superalimentos, el consumo de linaza no ha dejado de aumentar. Esto se debe a que su perfil nutricional es muy ventajoso: buenos lípidos, rica en fibra y micronutrientes, etc. La linaza tiene muchos beneficios para la salud, pero también algunos efectos secundarios. En efecto, una concentración elevada de nutrientes suele ir acompañada de riesgos potenciales para ciertas poblaciones sensibles, para las que el organismo tolera mal el exceso. Por otra parte, algunos compuestos de la linaza son criticados por los riesgos que pueden entrañar para la salud.

En exceso, trastornos digestivos

Las semillas de lino, como todas las demás semillas, son conocidas por su contenido en fibra. Con casi 30 g de fibra por 100 g de semilla, la linaza es la segunda semilla más rica en fibra, después de la semilla de chía. Aproximadamente dos tercios de la fibra son insolubles y un tercio solubles. El cuerpo no descompone la fibra: no tenemos el material enzimático para descomponer la larga cadena de carbono de la fibra. Sin embargo, ciertas bacterias de la microbiota intestinal son capaces de "consumir" la fibra y producir gases, metabolitos beneficiosos para la salud y otros compuestos.

Actualmente, la dieta del occidental medio es deficiente en fibra. Por ello, se recomienda aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra, como la linaza.

Sin embargo, es importante aumentar la ingesta de fibra de forma gradual, ya que aumentarla demasiado rápido y en exceso puede alterar el sistema digestivo. Además, un exceso de fibra puede tener consecuencias adversas para la salud al provocar diversos síntomas digestivos:

  • Dolor abdominal
  • Hinchazón
  • Flatulencias
  • Diarrea
  • Estreñimiento
  • Digestión difícil

Para prevenir la aparición de efectos secundarios, es importante seguir las recomendaciones diarias, es decir 20 g de linaza al día, aumentando gradualmente las cantidades. Lo ideal es que el consumo de linaza vaya acompañado de una buena hidratación.

Usuarios sensibles

Algunos consumidores pueden desarrollar efectos secundarios adversos por el consumo de linaza:

  • Personas con enfermedades digestivas: las cáscaras de celulosa de la linaza (fibra insoluble) no son digeridas por el organismo y se encuentran tal cual en el colon (fase terminal del intestino). En caso de divertículos, la linaza puede provocar la inflamación de un divertículo: diverticulitis. En caso de divertículos, se recomienda moler la linaza. Además, se desaconseja el consumo de linaza a las personas que sufren patologías crónicas del tubo digestivo o que han sido operadas del tubo digestivo (síndrome oclusivo o suboclusivo, enfermedad inflamatoria intestinal crónica (enfermedad de Crohn, rectocolitis hemorrágica), síndrome del intestino irritable, dolores abdominales de causa indeterminada, trastornos de la motricidad intestinal, etc.).
  • Personas propensas a las alergias a la linaza: la alergia a las proteínas de la linaza es rara, pero está presente. De hecho, se dice que afecta a una de cada 6.000 personas. Como medida de precaución, es preferible introducir la linaza en pequeñas cantidades, en forma cocida (la cocción reduciría el potencial alérgico de las proteínas de la linaza).
  • Niños menores de 12 años: la linaza contiene lignanos, fitoestrógenos. Estos producen efectos similares a los de la hormona sexual femenina estrógeno. Debido al potencial estrogénico de la linaza, no se recomienda su consumo diario.
  • Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia: la linaza contiene lignanos. Este compuesto es un fitoestrógeno, es decir, imita al estrógeno. No se conocen bien los efectos de los fitoestrógenos durante el embarazo y la lactancia. Por lo tanto, como medida de seguridad, la linaza sólo debe consumirse de forma ocasional.
  • Personas propensas a las carencias: se recomienda moler la linaza en caso de carencia nutricional. Esto se debe a que la fibra de la linaza tiende a reducir la absorción de otros nutrientes, lo que podría agravar la carencia.
  • Personas con antecedentes de patología hormono-dependiente: debido a la actividad estrogénica de la linaza proporcionada por los lignanos (fitoestrógenos). Se recomienda no consumir linaza en caso de patología hormonodependiente o antecedentes de la misma.
  • Personas sometidas a medicación oral: sus fibras insolubles pueden interactuar con la absorción de otros compuestos y, por tanto, reducir su eficacia. Por ello, se recomienda consumir la linaza a distancia de los tratamientos.

¿Contienen cianuro las semillas de lino?

Sí, las semillas de lino contienen trazas de cianuro de hidrógeno, pero consumidas en cantidades normales, no son tóxicas.

Recientemente, muchos foros y otros artículos han informado de la presencia de cianuro en la linaza. La alarmante información desaconseja el consumo de linaza. Esto se debe a que el cianuro tiene la propiedad de unirse a la hemoglobina, reduciendo su afinidad por el oxígeno. El resultado son mareos, hiperventilación, hipotensión, bradicardia, que pueden provocar paradas respiratorias e incluso el coma y la muerte en los casos más graves de intoxicación.

La intoxicación por cianuro es poco frecuente y suele producirse por inhalación o ingestión de ciertas plantas como las almendras amargas, la mandioca, las judías de Java, los huesos de albaricoque, los huesos de ciruela, los huesos de cereza o las semillas de lino.

Esto se debe a que la linaza contiene unos compuestos químicos llamados glucósidos cianogénicos. Se trata de toxinas vegetales muy extendidas (fitotoxinas). El glucósido cianogénico es una molécula compuesta por un glucósido (azúcar + alcohol) y un grupo nitrilo. La descomposición del glucósido cianógeno por ciertas enzimas (β-glucosidasa) libera cianuro de hidrógeno: el compuesto de interés.

Esta descomposición se denomina cianogénesis. Es una función de defensa de las plantas contra sus depredadores.

Se han realizado numerosos estudios para investigar los riesgos asociados al consumo de alimentos contaminados con cianuro de hidrógeno. Todos los estudios han llegado a la conclusión de que la linaza prácticamente no es tóxica. En efecto, los científicos han constatado que el nivel de cianuro en la sangre tras el consumo de semillas de lino no es alarmante. Esto se debería a la escasa actividad de la enzima β-glucosidasa de la linaza.

Además, sería necesario consumir más de 100 g de linaza molida en ayunas de una sola vez para observar cualquier posible efecto adverso. Las cantidades probadas son extremadamente elevadas, como han indicado los científicos, e imposibles de reproducir en la vida cotidiana.

Además, hasta la fecha no se ha descrito en la literatura ningún caso de intoxicación por cianuro a partir de semillas de lino. El organismo es capaz de tolerar una dosis baja de cianuro de hidrógeno y luego lo elimina a través de la orina.

En caso de duda, algunos estudios científicos observan que cocinar las semillas de lino neutraliza la enzima responsable de la liberación de cianuro de hidrógeno, anulando así por completo la toxicidad de las semillas. También recomiendan preferir las semillas recién molidas, para reducir el tiempo de contacto entre la enzima y su sustrato.

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