El uso de yemas de plantas existe desde hace mucho tiempo, pero esta práctica siempre ha sido marginal y reservada a unos pocos. En la Edad Media, por ejemplo, los alquimistas utilizaban yemas de álamo para hacer ungüentos y yemas de abeto para hacer jarabes contra la tos. Algunas referencias a las yemas se remontan incluso más atrás, pero la práctica carecía de nombre y no era ampliamente reconocida. Así pues, la gemoterapia es una terapia muy reciente que data de los años sesenta. Fue el médico belga Pol Henry el primero que se interesó por el tema realizando análisis de sangre a pacientes tratados con productos vegetales. Pero mientras la moda de la época tendía a identificar específicamente qué molécula actuaría de una manera determinada en un órgano concreto, Pol Henry tomó la dirección contraria. Este enfoque "químico" de la medicina no le convencía, y creía intuitivamente que la naturaleza en su conjunto era capaz de curar muchas enfermedades con mucha más eficacia que los fármacos más eficaces. Se dedicó entonces al estudio de las yemas, estableció un método de elaboración de macerados y publicó sus resultados bajo el término de "fitotembrioterapia", que más tarde retomó el médico francés Max Tétau. Este último pudo demostrar la superioridad farmacológica del cogollo con respecto a la planta adulta, así como las indicaciones diferentes de las definidas utilizando la planta adulta. Fue el Dr. Max Tétau quien acuñó el término gemoterapia, que luego se adoptó definitivamente. En resumen, aunque reciente, la gemoterapia no se basa en el viento e incluso si el modo de acción y las moléculas implicadas no están definidos con tanta precisión como en aromaterapia, se han realizado trabajos para demostrar la eficacia de los macerados de yemas.
Para analizar la actividad de los macerados de tejido embrionario vegetal, la investigación y la experimentación se han orientado en torno a tres líneas principales:
En primer lugar, se realizaron estudios analíticos, como se ha hecho en aromaterapia. Mediante cromatografía líquida de alta resolución, conseguimos cuantificar y calificar las moléculas presentes en el capullo, y compararlas con las presentes en la planta adulta. De este modo, pudimos realizar una comparación interespecífica e intraespecífica (según el tejido y la fase de maduración).
En segundo lugar, estudios farmacológicos, en ratones en particular, han demostrado la eficacia de las yemas en determinados sistemas:
En primer lugar, fue la yema del Abedul Pubescente la que se estudió mediante eltest de Halpern. Este test, muy conocido en el mundo farmacéutico, tiene como objetivo probar la actividad de un fármaco sobre el sistema retículo-endotelial evaluando el poder de captación por parte de este último de partículas inyectadas por vía intravenosa. Si no ha entendido nada, ¡no se preocupe! En términos sencillos, esta prueba demostró que un tratamiento a base de macerado de brotes de abedul aumentaba la actividad de este sistema. Así pues, ¡no se trata sólo de un efecto placebo!
Como los resultados fueron convincentes, la investigación se amplió a otros macerados de yemas para 4 sistemas principales de nuestro organismo:
Todos estos experimentos tuvieron éxito, provocando una gran locura por la gemoterapia. Posteriormente, se desarrollaron muchos otros macerados de yemas, cuya función y propiedades se definieron principalmente mediante experimentación clínica.
En efecto, la gemoterapia en su conjunto es una terapia empírica (que nada tiene que ver con el Imperio Romano), cuyos conocimientos adquiridos proceden principalmente de testimonios y observaciones, mucho más que de análisis moleculares avanzados. Así, sin preocuparse del "por qué" ni del "cómo", los experimentos con macerados de yemas y los testimonios de los usuarios han permitido añadir su piedra al edificio. Y aunque no sepamos exactamente cómo funciona, el resultado está ahí: ¡la gemoterapia funciona!
La yema contiene todo el tejido embrionario de la planta y toda su herencia genética. Más concretamente, en la base de la yema se encuentra el meristemo: se trata de un tejido biológico embrionario formado por células indiferenciadas que forman una zona de crecimiento. Este tejido se multiplica rápidamente, ya sea en longitud (meristemo primario) o en grosor (meristemo secundario). También es interesante señalar que una sola célula embrionaria es capaz de reconstituir toda la planta. Se dice que esta célula es totipotente, lo que significa que podrá formar cualquier célula.
El macerado de yemas contiene, pues, elementos embrionarios, ya sean constituyentes de la planta adulta, ya sean específicos de ella, y son todos estos elementos los que están en el origen de su eficacia. En particular, encontramos fitohormonas:
El brote contiene, por tanto, todo el potencial de las futuras plantas: contiene tejidos ricos en ácidos nucleicos, aminoácidos, fitohormonas, vitaminas, oligoelementos, minerales y savia... y todos estos elementos no se encuentran necesariamente en la planta adulta. Por tanto, es extremadamente rico y contiene las propiedades de las flores, los frutos y las hojas: es en cierto modo un "total" concentrado de la planta, cuyo conjunto es mayor que la suma de las propiedades de cada elemento tomado por separado. Por ejemplo, el brote de tilo posee las propiedades calmantes atribuidas a la flor de este árbol, y también las virtudes depurativas y diuréticas de la albura, que es la parte más recientemente formada del tronco del árbol (la parte exterior, blanda y blanca).
En resumen, una yema contiene :
Todas estas moléculas se extraen durante la maceración, y cada disolvente (agua/alcohol/glicerina) desempeña un papel particular en la extracción de tales o cuales compuestos.
La noción de drenaje es muy importante en gemoterapia. De hecho, es el primer paso en el tratamiento de una dolencia con macerados de yemas.
El objetivo es conseguir una verdadera desintoxicación de ciertos órganos. En efecto, los macerados de cogollos son particularmente eficaces para llevar a cabo una eliminación completa de las sustancias tóxicas que se encuentran en el organismo. Para ello, aportan al organismo principios activos vegetales ricos en sustancias de crecimiento que estimularán los órganos depurativos como el hígado, el riñón, la vesícula biliar o el intestino.
En general, cabe señalar que las enfermedades se desarrollan en un terreno debilitado debido a la ralentización de los órganos de eliminación, lo que provoca la acumulación de sustancias tóxicas (metabolitos mal degradados, residuos, complejos inmunitarios (anticuerpos/antígenos)). Se produce entonces una disminución de las defensas inmunitarias. Así pues, una de las formas de evitar el desarrollo de enfermedades es reducir esta carga tóxica estimulando los emuntorios (órganos de eliminación), ¡favoreciendo así el retorno a un buen estado de salud! Y ¡bim las toxinas!
A nivel fisiológico, los macerados de yemas estimulan la actividad de los órganos excretores. Por tanto, este principio de drenaje es especialmente eficaz en todos los casos de intoxicación, ya sea química o relacionada con la contaminación ambiental. En resumen, la gemoterapia drenará todas aquellas sustancias que no son muy buenas para su organismo.
En este contexto, podemos citar especialmente el Abedul pubescente o el Enebro que son ambos macerados "detox" y protectores hepáticos. Pueden utilizarse en el cambio de estación en una cura de 21 días con el fin de preparar nuestro organismo para los cambios y eliminar las toxinas acumuladas. La Gemoterapia le permite realizar un verdadero "reinicio" de su organismo, que estará así mejor preparado para reaccionar y defenderse de los elementos externos.
Por último, este principio de drenaje también se encuentra en la homeopatía. Léon Vannier, homeópata francés, lo definió así a principios del siglo XX: "El drenaje es el conjunto de medios que hay que poner en práctica para asegurar la eliminación regular de las toxinas que abarrotan el organismo de un sujeto. Digo de un, y no de los sujetos, porque, hecho esencial a recordar y de capital importancia, el drenaje debe ser siempre individualizado". Este principio está reconocido, tanto en fitoterapia como en alopatía, pero sigue siendo muy poco practicado en esta última, mientras que terapéuticas como la homeopatía o la gemoterapia hacen de él la punta de lanza de su estrategia.
¡Gracias al principio del drenaje, podrás eliminar las toxinas acumuladas para empezar con buen pie!