Una crisis nerviosa es una enfermedad que puede convertir la vida cotidiana en un infierno. Pero esto no sólo es cierto para la persona enferma. También puede ser muy difícil de sobrellevar para las personas cercanas al paciente. Son un elemento clave en el proceso de recuperación y no deben perder el interés por el paciente ni tomarse la depresión a la ligera. Las personas cercanas al paciente pueden ayudarle a superar su malestar, así como empeorar la situación y la enfermedad. Por ello, es importante saber en qué consiste y cómo ayudar.
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Una vez superada la primera etapa de toma de conciencia de la enfermedad y de su gravedad, para ayudar al enfermo es necesario demostrarle que se le apoya, que se le quiere y que su enfermedad pasará pronto.
Es importante estar bien psicológicamente cuando se ayuda a una persona con una crisis nerviosa, ya que existe el riesgo de sentirse abrumado por el bajo estado de ánimo del paciente.
Aunque es importante mostrar presencia y afecto a la persona enferma, es especialmente importante no exagerar. Sería la mejor manera de hacer que la persona enferma se sintiera débil. Y si también es importante apoyar a la persona deprimida en las actividades cotidianas (cocinar, hacer la compra), debe hacerse con moderación, ya que podría hacer que el enfermo se sintiera inútil.
Como probablemente pueda imaginar, ayudar a alguien con un ataque de nervios no es nada fácil. No hay que sacudir a la persona deprimida, hay que evitar consejos como "contrólate" o "sólo está en tu cabeza". Por último, es muy probable que algunas de las palabras del paciente sean hirientes, pero hay que evitar tomarse demasiado a pecho lo que se dice en el transcurso de la enfermedad y que expresa tristeza y rabia más que otra cosa.