¿Por qué somos alérgicos?

Llega la primavera, y con ella su ración de pólenes, mocos, estornudos, conjuntivitis... En definitiva, una alergia al polen muy agradable que dura de marzo a septiembre. Durante este periodo, respiramos más de 11 millones de pólenes al día. Niños, mujeres, hombres, nadie escapa a ella. Desde hace treinta años, asistimos a un aumento del número de casos de alergia. Pero, ¿por qué somos alérgicos?

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¿Por qué la gente es alérgica al polen?

Algunas personas nacen con cierta predisposición a la alergia al polen, y otras sólo son alérgicas en la edad adulta. Pero las verdaderas causas de las alergias al polen no se conocen realmente; se cree que el origen genético es un factor bastante importante. Una persona genéticamente más propensa a las alergias tiene un "terreno atópico". En otras palabras, reacciona de forma excesiva al contacto con alérgenos normalmente banales e inofensivos. Por alguna razón, los hombres se ven más afectados por esta alergia que las mujeres.

Los síntomas de la rinitis alérgica (ser alérgico al polen) aparecen al mismo tiempo que el polen de los árboles, a principios de primavera, o las gramíneas, que son las hierbas de los prados, el heno y el césped que aparecen en julio. Mientras la persona esté expuesta al alérgeno que causa la alergia, experimentará los síntomas.

Síntomas de la fiebre del heno

Picor, secreción nasal, escozor, ojos rojos y llorosos, estornudos, congestión nasal, presión sinusal, dolor de garganta, tos seca, alteraciones del gusto, pero también trastornos del olfato y de la agudeza visual. A veces, la fiebre del heno también puede provocar picores de tipo urticarial.

Factores que agravan estas alergias

  • La contaminación es un factor que favorece la liberación de granos de polen a la atmósfera
  • El calentamiento global permite que algunos pólenes se desarrollen en zonas donde antes estaban ausentes.
  • Exposición repetida a alérgenos transportados por el aire.
  • Exposición al humo del tabaco, sobre todo en el primer año de vida.
  • Exposición a la contaminación atmosférica y a otros irritantes de las vías respiratorias (por ejemplo, humo de chimeneas, contaminantes del aire).
  • El uso excesivo de descongestionantes tópicos (sprays) puede agravar el estado de las membranas mucosas de la nariz y, por tanto, provocar rinitis medicamentosa (no alérgica).

¿Por qué se llama fiebre del heno?


La alergia al polen tiene muchos nombres, entre ellos "fiebre del heno" o más comúnmente "fiebre del heno". El término se originó a principios del siglo XIX. En aquella época, los médicos observaban los síntomas sobre todo en los agricultores después de la temporada de henificación. Se llamaba fiebre porque quienes la padecían se volvían inquietos. En el pasado, la inquietud se consideraba una de las características de la fiebre. Nota: los pacientes con rinitis alérgica no tienen fiebre.

Esta afección más bien benigna está adquiriendo, sin embargo, dimensiones fenomenales. Según la OMS, en algunos países el 40% de la población padece alergia al polen. Prevé que en 2050 una de cada dos personas será alérgica. El polen puede ser insignificante, pero puede causar estragos. Si aparecen síntomas, no dude en consultar a un médico para que le aplique un tratamiento adecuado a su tipo de alergia.