Creemos que lo conocemos bien, pero ¿sabe realmente qué es el acné? ¿Cuál es su proceso, el punto de partida de este calvario? Ya se sabe que en tiempos de guerra, cuanto más se conoce al enemigo, más fácil es combatirlo. Así que, curiosos, poneos la cota de malla para entrar en ambiente y ¡pongámonos al día juntos!
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¿Quién es el desafortunado que está detrás de este calvario? Su "pequeño" nombre es folículo piloso sebáceo. Se trata de un canal con un vello muy fino, casi invisible y que contiene una glándula sebácea (fuente de secreción de sebo). ¿Su campo de batalla? La cara, el pecho y la espalda. La razón del fenómeno sigue siendo oscura, pero está bien identificada: el poro de la piel se obstruye por una acumulación de células que forman el microcomedón. Éste crece progresivamente y forma el grano de acné, que adopta diferentes formas (del comedón al punto negro y al microquiste).
Es la obstrucción del folículo, asociada a una secreción excesiva de sebo por la glándula sebácea, lo que facilita la proliferación bacteriana. Estos tres factores juntos forman el proceso de aparición del maldito grano. Normalmente, las bacterias ya están presentes en la piel.
Dado que el exceso de sebo, conocido como hiperseborrea, desempeña un papel importante en la obstrucción del poro, es fácil entender por qué los adolescentes son los más afectados. De hecho, esta sobreproducción es una consecuencia bien conocida de la elevada producción de andrógenos (hormonas sexuales masculinas) en la pubertad (y del efecto "piel brillante"). Sin embargo, no hay que ignorar el sebo: forma parte del mecanismo natural de hidratación, ya que evita que la piel se reseque y protege la epidermis.
Se trata de tres tipos de acné: